Muchas veces me pasó de presentarme como editora y que me preguntaran si era algo referido a edición de imagen o de video. Yo misma no sabía bien lo que era un editor antes de conocer la carrera que estudié en la UBA, así que entiendo la confusión. En estos casos termino aclarando: «corrijo libros», que si bien es cierto, no termina de abarcar la totalidad de mi profesión.
Empecemos por el principio: hay diferencias entre un corrector y un editor. Simplificando bastante, se puede decir que el corrector se dedica a la revisión de un texto (gramática, ortografía, etc., etc.), mientras que un editor hace eso y un poquito más, es el responsable de la totalidad de un libro o publicación. En español solo tenemos una palabra para esta figura del editor, pero en inglés se diferencian el editor del publisher.
El editor es quien realiza las tareas de corrección en un sentido amplio, además de coordinar y supervisar todo el proceso editorial de un proyecto (o varios). Este editor no solo corrige errores, sino que trabaja en el texto con mayor profundidad: le hace sugerencias al autor de cómo mejorar su escrito, marca situaciones que podrían no encajar con el público lector objetivo o deseado, señala incongruencias en la historia, y más. Su función es dejar la mejor versión posible de ese escrito, que el autor aproveche todo su potencial y sus capacidades. Si es una traducción y no hay trabajo directo con el autor, el editor es quien va a determinar, entre otras cosas, un glosario y un estilo para esa traducción. Cuando se publica, por ejemplo, para toda Latinoamérica, el glosario es de vital importancia: algunas palabras pueden tener distintos significados en diferentes territorios, o incluso resultar ofensivas. Otras pueden ser de uso local, y que no signifiquen nada para alguien de afuera. Todas estas son decisiones que el editor a cargo del proyecto deberá tomar. Incluso participará de decisiones ligadas al diseño, a la producción e impresión, y hasta de marketing y prensa.
El publisher, en cambio, es quien se dedica a la selección de obras y elige qué proyectos se llevarán adelante. Tiene una función más ligada a lo comercial y contractual, es un «empresario». Algunas veces estas figuras se cruzan en una misma persona, otras veces, no.
Mi caso, como el de muchos, es una especie de superposición o entrecruzamiento de una correctora y una editora. ¿Por qué? Porque no trabajo en relación de dependencia con una única editorial, sino que me contratan de forma freelance para realizar algunos proyectos puntuales. Es decir, la editorial tiene un editor/publisher a cargo, puede que incluso haya editores en relación de dependencia trabajando en sus oficinas y dedicándose a corregir y editar libros, pero además, otros proyectos los tercerizan de manera freelance. ¿Cuál es la diferencia? En primer lugar, como editora o correctora freelance no voy a tomar decisiones por mi cuenta, sino que me voy a basar en las indicaciones que me haga el editor a cargo del proyecto (qué términos no se pueden usar, qué cosas tengo que corregir y qué cosas no). Por otra parte, no me corresponde en esta instancia opinar si me gusta o no que esta escena transcurra de esta forma. Salvo que haya un error de algún tipo que deba corregirse (por ejemplo, que una secuencia sea incongruente con algo dicho en la historia, como que diga que fue a la derecha pero fue a la izquierda, o que el personaje sea pelirrojo y de pronto se convierta en rubio), solo debo encontrar errores de la escritura en sí. También, de ser una traducción, debo corroborar que esta sea fiel al original y que no haya errores insertados en el proceso de traducción (por una malinterpretación del texto, o un calco, etcétera). Salvo que se solicite mi opinión puntual, por lo general no intervengo en aspectos como el diseño, y menos que menos en la producción, impresión o marketing de un libro.
Espero que te haya resultado útil esta información para diferenciar las posibles tareas de un corrector o un editor. Si te gustó, te invito a que lo compartas.
¿Te interesa leer más sobre este tema? Te recomiendo:
- Calasso, R. (2014) La marca del editor, Barcelona, Anagrama.
- De Sagastizábal, L. y F. Esteves Fros (comps.) (2002) El mundo de la edición de libros, Buenos Aires, Paidós.
0 comentarios